sábado, 24 de mayo de 2008

El sí a la nueva Costitución se lo vende en las calles... y barato.


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Seguramente las personas de otra nacionalidad diferente a la ecuatoriana no entenderán esta caricatura que nos acaba de presentar “Bonil”, en su columna en el diario El Universo, el día sábado 24 de mayo del 2008. La misma refleja una problemática que cada día alcanza magnitudes más grandes: la división de la ciudad de Guayaquil. Y lo peor del caso es que el pueblo es el “usado” en un conflicto personal, o en una diferencia de ideologías, entre el presidente del Ecuador, Rafael Correa y el alcalde de la ciudad, Jaime Nebot.

Estoy lejos de caer en el gravísimo error de “ser del uno o del otro”. Simplemente analizo los hechos, no a las personas. El último hecho (que estos dos líderes lo convierten en conflicto) es la manifestación de los vendedores ambulantes y de los trabajadores informales, en las calles de Guayaquil, reclamando su derecho de trabajar en el lugar que ellos consideren conveniente. El alcalde de la ciudad simplemente –en su afán de lograr una ciudad cada vez más desarrollada- ha organizado sitios estrategicos para que estos comerciantes puedan vender sus productos sin hacerlo de una manera desordenada. Sin embargo una sociedad inculta es “sorda” a estos “gritos” de desarrollo.

En los actuales momentos se está armando la nueva Constitución del Ecuador, y el pueblo decidirá en un referéndum si la acepta o no. Muy astutamente, el presidente Correa, se aprovechó de este conflicto entre trabajadores y el alcalde para -de una forma muy populista- apoyar a los comerciantes y desprestigiar la excelente labor realizada por el alcalde de mi ciudad. Con esto, el presidente del Ecuador simplemente está “comprando” votos con el sello: “Sí a la Constitución”. Publicidad barata del gobierno. ¡Hasta cuando los mismos gobiernos populistas y demagogos!

lunes, 19 de mayo de 2008

¿Qué tan dependientes somos a los celulares?

Me acaban de quitar mi “cel”. Terrible castigo. Golpe bajo que me dieron mis viejos al quitármelo. En realidad no es un artefacto lo que me ha sido extraído, siento que es algo más, talvez una parte de mí. Lo digo porque me siento así: como que no funciono igual sin mi celular.¿Qué tan dependientes somos a los celulares? ¿Somos lo mismo sin ellos? Personalmente no me siento igual que hace una hora (cuando tenía aún mi celular), y eso que aún no he salido de mi casa. ¿Cómo podré caminar por las calles sin mi “cel”? Y por las noches, ¿cómo me enteraré de las farras? ¿Quién podrá estar escribiéndome en este preciso instante? Incógnitas que únicamente pueden responderse con la presencia de mi celular.

Talvez podría recurrir a lo que en Economía llaman “bienes sustitos”, los cuales en este caso podrían ser: el teléfono convencional o el Internet. ¡No, no! Nada de eso. No caben los bienes sustitutos en este caso. Simplemente no existe nada que reemplace a mi “celu”. Ni siquiera otro celular, ya que tengo guardado viejos contactos en esa “parte de mí que ha sido extraída”. Fallé al demostrar tanta debilidad hacia mis viejos en el momento en que me quitaron “el cel”. Ahora saben que el castigo que verdaderamente me duele es ese. ¿Por qué no quitarme mi guitarra, Play Station o cualquier otra que comparada con mi celular toma el calificativo de insignificante? Bueno viejos ahí sí que la atinaron.
(Nuevamente recurro a este medio no como solución definitiva a un problema, sino como desahogo fugaz)

viernes, 28 de marzo de 2008

Muy lejos del cielo

Lo hice mal de nuevo. Sabía que fallaría desde el momento en que empecé a hacerlo. Horas malgastadas, años de estudios perdidos, dinero no reembolsable, se iban directo al tacho de basura que se encontraba cerca de mi escritorio. El día entero lo había dedicado a realizar aquel estúpido trabajo, por orden del jefe de redacción de aquel diario ecuatoriano “CRONÓMETRO”, que vivía jactándose por ser el número uno del país en ventas y en calidad. ¿A qué dueño de periódico alguno le interesa la calidad? Lo único que ven sus ojos es el dinero, y extrañamente este diario no había necesitado de la crónica roja para obtenerlo. Sí, trabajo en el diario más prestigioso del país, tengo la terrible fortuna de hacerlo. Muchos me admiraban por ese simple hecho, bastó que lean mis primeros artículos para que dejen de hacerlo. Yo los admiro a ellos por algún día haberme admirado.

Durante el año y medio de editorialista de ese diario –situado cerca del cielo, en la zona céntrica de la ciudad más comercial del Ecuador- he recibido temas, por parte de mi jefe, de diferentes tipos. Me he reído en su cara con los impensables temas que quería, nose cómo- los transformase en artículos de los días miércoles. Aquellos años, que se acentuaban especialmente en los ojos y cuello de mi jefe, contrarrestaban con mi juventud que de brillante ya le quedaba poco. Aquella extraña mezcla: juventud + vejez era fatal, esa era solo una más de las decenas de excusas que inventaba a diario por no lograr escribir nada interesante o importante, o que se yo, por lo menos algo bueno. Había perdido la admiración de mis compañeros de trabajo, universidad, escuela, colegio, de mi familia e incluso de la señora que por años se había encargado de la limpieza en mi casa. Recuerdo el momento en que entré a trabajar en el “CRONÓMETRO”. Aquel día, aquella señora me dijo que sería mi fan #1. Leyó exactamente tres artículos míos, y nunca más lo volvió a hacer. No la critico, de hecho la mayoría de los lectores del diario ven mi nombre al comienzo de mis artículos y no se toman la molestia de siquiera leer la primera frase. No todos, por supuesto. También están aquellos que leen lo que escribo, porque hay que leer todo, lo bueno y lo MALO. Tuve que cerrar mi correo electrónico. De diez correos que llegaban, nueve eran críticas destructivas sobre mis artículos, el uno restante formaba parte de las típicas promociones que se ofertan por Internet. En el diario tenían datos exactos de que los días miércoles –día en el que se publica mi artículo semanal- se registraban ventas excesivamente bajas. La culpa directa recaía en mí. Estaba prácticamente fuera del diario.

Mi juventud fue totalmente diferente a mi vida laboral: abanderado de mi colegio, el mejor escritor de toda la secundaria, ganador en un sin fin de categorías con lo que escribía, el mejor del club de periodismo de mi institución. Todo cambió cuando entré a trabajar en el “CRONÓMETRO”.

Seguía en mi escritorio. Nunca supe cuando oscureció, pero era ya de noche y no había logrado traducir aquel jocoso tema que me había mandado “el barbudo” (mi jefe): “Las bacterias que se filtran durante los besos”. No puede ser posible, había recibido temas muy controversiales y tontos. Pero ninguno como ese. Me preguntaba, ¿Quién podría pensar en las bacterias que se transmiten cuando estás dando un beso? ¿A quién le interesaría saber la cantidad de bacterias que estás receptando durante esa acción? Como siempre, no podía negarme. Ni siquiera podía sugerir temas. El asunto podría haber resultado bueno para la sección de bromas, pero no para la de artículos.
Había investigado mucho al respecto, saqué algunas conclusiones. Me sentí orgulloso cuando escribí la primera palabra del artículo que solo se le ocurriría a mi jefe.

Meses después me enteré de que aquel artículo estaba nominado en los premios SIP, en la categoría “servicio a la comunidad”. Reí. No le agradecí a mi jefe. Seguía pensando que aquel tema era estúpido. Mantuve mi puesto, me triplicaron el sueldo. Mucha gente me admiró de nuevo. Deje de admirar a los que retomaron su admiración en mí. Reanudé mi e-mail. Recuperé la confianza de la señora de mi casa.

Las FARC

Me pregunto más de una vez si son realmente “pruebas de vida” las cartas y testimonios entregados por miembros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) a algunos familiares de sus rehenes. Y es que los contenidos de dichos documentos dicen todo lo contrario.Si existe un derecho que Dios le ha concedido al ser humano, es el de la libertad, que muchas veces se convierte en libertinaje, pero a fin de cuentas, hay libertad. Somos libres de escoger la educación, la salud, la vivienda que queramos (o más bien que podemos); tenemos libertad al pensar, al decidir, al amar, al comer, al saltar...; en definitiva, a ejecutar un sinfín de acciones.Sin embargo, resulta increíble pensar que entre los seres humanos se quiten ese derecho que ni siquiera Dios nos lo ha privado.¿Cómo pueden llamarle “pruebas de vida” a la situación actual de las personas que están secuestradas por parte de las FARC? ¡No guerrilleros! (eso es lo que son, aunque Chávez y otros no los consideren así), eso no es vida. Ustedes muestran lo inhumano y miserable que puede ser la vida bajo sus órdenes. Y la vida de dicha forma, no es eso, simplemente es ausencia de vida en vida.
Arturo Cervantes, Me pregunto más de una vez si son realmente “pruebas de vida” las cartas y testimonios entregados por miembros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) a algunos familiares de sus rehenes. Y es que los contenidos de dichos documentos dicen todo lo contrario.Si existe un derecho que Dios le ha concedido al ser humano, es el de la libertad, que muchas veces se convierte en libertinaje, pero a fin de cuentas, hay libertad. Somos libres de escoger la educación, la salud, la vivienda que queramos (o más bien que podemos); tenemos libertad al pensar, al decidir, al amar, al comer, al saltar...; en definitiva, a ejecutar un sinfín de acciones.Sin embargo, resulta increíble pensar que entre los seres humanos se quiten ese derecho que ni siquiera Dios nos lo ha privado.¿Cómo pueden llamarle “pruebas de vida” a la situación actual de las personas que están secuestradas por parte de las FARC? ¡No guerrilleros! (eso es lo que son, aunque Chávez y otros no los consideren así), eso no es vida. Ustedes muestran lo inhumano y miserable que puede ser la vida bajo sus órdenes. Y la vida de dicha forma, no es eso, simplemente es ausencia de vida en vida.

lunes, 10 de marzo de 2008

Correa y la prensa.

Talvez no estábamos acostumbrados ni nosotros (los ciudadanos comunes), ni la prensa, a tener un mandatario tan susceptible a las críticas; tan intolerante a las mismas. Fue un balde de agua fría para la prensa, acostumbrada durante años a escribir a placer, a verter opiniones sin pensarlo dos veces, sin temor alguno a poner presidentes, a sacarlos; a tener influencia en las decisiones que se tomen en el país; a ser “el cuarto poder del Estado”. Sin embargo, todos conocíamos al momento de dar nuestro voto “por el menos malo”, que Correa era alumno de Chávez y que aplaudía, aunque durante la campaña con mucho recelo, su forma de política, sus pensamientos y sus ideales.Correa tiene como principal objetivo acentuar un respeto (o talvez miedo) de la prensa hacia el Gobierno, para trabajar y tomar decisiones sin que los medios de comunicación del país las arruinen e influyan en la popularidad del Presidente. Los opositores llaman a esto “coerción a la libertad de expresión”. Pienso que es una luz roja a la prensa que tiempos atrás podía escribir sin fundamentos y sin profunda investigación.Correa parece estar más interesado en lograr un dominio total sobre la prensa, que en obras de interés general. Les está haciendo saber que no los necesita. Ya utilizó un canal para ganar las elecciones, y ya que lo consiguió no está dispuesto a tolerar críticas. La prensa, que no está dispuesta a ser dominada por el Presidente, se ampara en la influencia que tienen sus declaraciones en el pueblo; ya que al fin es el pueblo el verdadero poder en un país.¿Quién domina a quién?, ¿el Presidente a la prensa o viceversa?, en eso están. De eso se trata la disputa: de ganar poder. Ninguno de los dos quiere perder credibilidad ni aceptación. Correa lleva una ligerísima delantera sobre los medios, pero acciones suyas pueden en cualquier momento bajar su popularidad; de hecho está en continuo descenso. Un mensaje para los dos actores de la contienda: a la prensa, que escriba con responsabilidad. A Correa, su deber es educar a los medios mal acostumbrados, pero sin atentar contra la libertad de expresión. Una vez que solucionen sus problemas personales, ¿qué tal si todos trabajamos para construir un mejor país?; ¿o la patria no es de todos acaso?
Arturo Cervantes Ramírez,Guayaquil

Publicado el 11 de Enero del 2008 en diario EL UNIVERSO

http://www.eluniverso.com/2008/01/11/0001/22/cartas.aspx